martes, 23 de noviembre de 2010

¡BUM!


Es como si mi muñeca rechazara mi reloj, como si mi cabeza fuera dinamita a punto de explotar, sin saber hacerlo. Como si mi corazón quiera dejar de palpitar tan fuerte al menos un instante, como si todas las ventanas se fueran cerrando, una a una, hasta no dejarme respirar. "YA NO PUEDO MÁS!", grito constantemente a mis adentros. Pero es mentira. Sí puedo, lo sé. Lo sé. ¡Lo sé!

sábado, 20 de noviembre de 2010

Locuras momentaneas

Cada vez había más montones de papeles encima de la mesa. Y más, y más, ¡y más! Era una locura. ¿Acaso tenía que dejar que aquello ocurriera?
Entonces decidí levantarme de aquella incomoda silla y dar por concluido aquel infierno, al menos por hoy. Fui hasta la ventana, y me asomé. ¿De verdad me estaba perdiendo todo ese mundo?, ¿de verdad que tenía que estar encerrada en esas cuatro paredes? ¡BASTA! Y paró. De pronto, sentí un vacio, sentí el suelo contra mi pecho, sentí como si todo aquello por lo que me había estado tanto tiempo preocupando ya no fuera nada. Sentí como mi mente se iba alejando poco a poco. Sentí, por primera vez en mucho, muchisimo tiempo, que descansaba eternamente en paz de una maldita vez.